La bogotana Laura Arciniegas es la única jugadora del torneo Nacional Grado 1 que cuenta con puntos WTA y, a sus 16 años de edad, jugará hoy la final de este certamen en la categoría 18 años, ante su paisana Liz Miranda
Pasional, “como ‘Rafa’”, luchadora, “como ‘Rafa’”, le corre a todo, “como ‘Rafa’”, celebra eufóricamente, “como ‘Rafa’”, zurda, “como ‘Rafa’” y le encanta el polvo de ladrillo, “como a ‘Rafa’”.
No hay virtud que la bogotana Laura Arciniegas no deje de valorarle al tenista español y contrario a lo que se pensaría, su espejo en este deporte no es una mujer de la WTA, sino el actual número uno del mundo, de quien ha adoptado sus fortalezas y hasta sus gustos en este deporte.
“Todo el mundo sueña con ganar Wimbledon, y yo no, yo sueño con ser top ten y ganar el Roland Garros, el Grand Slam que más veces ha ganado Nadal, donde se hace imbatible y juega a la perfección, es que yo a ‘Rafa’ lo amo y lo admiro enormemente”, dice Arciniegas con devoción y una sonrisa enorme.
La bogotana llegó tarde al mundo del tenis. Empezó a los diez años de edad haciéndolo de forma recreativa y como pasatiempo los días sábados y domingos, pero su ascenso ha sido vertiginoso y en este corto tiempo ganó muchos torneos, jugó la Gira Suramericana y estuvo en el Mundial de México, disputado en la ciudad de San Luis de Potosí en el 2012, año en el que inscribió su nombre en el listado de la WTA.
“Fue una locura. No me imaginaba que a los 16 años de edad podría lograrlo. En dos futuros que se jugaron en Bogotá me fue muy bien. En el primero, llegué a segunda ronda y en el segundo, fui semifinalista en dobles y en sencillos. Ya estando tan cerca jugué otro torneo en Barranquilla, en el que hice segunda ronda y cumpliendo la regla de avanzar en un año, más de la primera ronda, en tres torneos de este tipo, me convertí en profesional de la noche a la mañana”, expresa la zurda, quien es analizada por el entrenador Jaime Restrepo, uno de los amigos que tiene en Antioquia.
“Es una jugadora aguerrida y batalladora, además es zurda y la tenista diestra se acostumbra, por lo general, a una tenista del mismo perfil y a jugar siempre en el mismo estilo, entonces cuando llega una jugadora que impacta la bola de forma cruzada se desubican muy fácil, porque se desacomodan, no encuentran por dónde tienen que jugar, o lo que tienen que hacer. Lo que pasa es que uno siempre va a buscar el lado débil del rival, y el lado débil de la mayoría de las jugadoras derechas, es el revés, entonces ahí se sienten perdidas”.
Sobre todas estas cosas Laura concluye: “Respecto al ranking de la WTA debo decir que estoy contenta, pero quiero ir por más, porque tengo ambición de llegar lejos y sobre ser zurda creo que es una buena ventaja y es algo que se nota especialmente en los partidos entre Federer y ‘Rafa’, en los que mi ídolo por lo general gana”